¿Por qué me cuesta trabajo dejar de checar mi dispositivo?
- Ana Cristina Zamora
- 28 feb
- 3 Min. de lectura
En la era digital, muchas personas sienten una necesidad constante de revisar sus dispositivos móviles, ya sea para consultar redes sociales, mensajes o notificaciones. Aunque puede parecer un simple hábito, desde la neurociencia, este comportamiento se asemeja a una adicción. La razón principal radica en el papel que juega la dopamina en nuestros circuitos cerebrales de recompensa y refuerzo.
El papel de la dopamina y el circuito de recompensa
La dopamina es un neurotransmisor clave en la regulación del placer y la motivación. Se libera en el cerebro cuando experimentamos algo gratificante, reforzando el deseo de repetir esa acción. En términos evolutivos, este mecanismo nos ayudó a buscar comida, socializar y reproducirnos. Sin embargo, en la era digital, las tecnologías han aprendido a explotar este sistema a través del diseño de aplicaciones y plataformas.
Cada vez que recibimos una notificación, un “like” o un mensaje, el cerebro libera una pequeña dosis de dopamina, generando una sensación placentera. Esto crea un circuito de retroalimentación en el que buscamos constantemente nuevas interacciones para recibir otra dosis de placer. La intermitencia de estas recompensas (no saber cuándo recibirás una notificación o un mensaje emocionante) refuerza el comportamiento, similar a lo que ocurre con las máquinas tragamonedas y otros juegos de azar.
Adicción conductual y plasticidad neuronal
Las adicciones conductuales, como el uso compulsivo del smartphone, comparten mecanismos neurobiológicos con las adicciones a sustancias. Con el tiempo, la exposición repetida a estímulos digitales puede modificar la plasticidad neuronal, aumentando la dependencia del sistema dopaminérgico y debilitando el control inhibitorio del córtex prefrontal, área encargada de la toma de decisiones y el autocontrol. Esto hace que cada vez sea más difícil resistirse al impulso de revisar el dispositivo.
El miedo a perderse algo (FOMO) y el refuerzo social
Otro factor que contribuye a la compulsividad en el uso de dispositivos es el miedo a perderse algo importante, también conocido como FOMO (Fear of Missing Out). Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería refuerzan este temor al brindar actualizaciones constantes sobre la vida de los demás, generando ansiedad si no estamos al tanto de lo que sucede.
Además, el refuerzo social juega un papel fundamental. Como seres humanos, buscamos validación y pertenencia. Los “likes”, comentarios y mensajes actúan como reforzadores positivos, incrementando la necesidad de interactuar en plataformas digitales para mantener nuestro estatus y conexión social.
¿Cómo reducir la dependencia del dispositivo?
Aunque nuestros cerebros están biológicamente predispuestos a engancharse con las tecnologías digitales, es posible tomar medidas para reducir la dependencia:
Establecer horarios y límites: Asignar momentos específicos para revisar el dispositivo y evitar el uso excesivo.
Desactivar notificaciones innecesarias: Reducir las alertas minimiza la interrupción y la necesidad de revisión constante.
Utilizar aplicaciones de control del tiempo: Herramientas como el modo "No molestar" o apps de monitoreo del uso pueden ayudar a gestionar mejor el tiempo en pantalla.
Fomentar interacciones fuera de línea: Priorizar actividades que no involucren el uso del teléfono, como leer, hacer ejercicio o socializar cara a cara.
Practicar mindfulness: Desarrollar conciencia sobre el uso del dispositivo puede ayudar a evitar el comportamiento impulsivo.
La dificultad para dejar de revisar el dispositivo no es sólo una cuestión de hábito, sino un fenómeno con bases neurocientíficas en el sistema de recompensa del cerebro. Comprender cómo funcionan los circuitos dopaminérgicos y cómo las tecnologías explotan estos mecanismos nos permite desarrollar estrategias para un uso más consciente y saludable de nuestros dispositivos.

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